La RAE define emprender como la acción de “acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”. Ya para empezar esta definición es bastante curiosa, porque es cierto, emprender es peligroso.
En psicología y en España es casi, casi ser kamikaze, ya que es una acción muy riesgosa o casi suicida. Bromas aparte, emprender en psicología es muy complicado.
Para empezar la mayoría de los españoles no estamos tan concienciados acerca de los beneficios de ir al psicólogo, después de muchos años seguimos pensando que es solo si estás loco o padeces una enfermedad mental.
Asociamos muy poco el ir al psicólogo con aliviar la ansiedad, el estrés, el insomnio o para mejorar nuestras relaciones, bien sean las de pareja, las laborales, con los hijos o con el entorno.
Muy lejos queda, también, asociar la psicología con el alivio de un malestar físico como las migrañas u otros síntomas que nosotros llamamos psicosomáticos.
Incluso en temas delicados como la fecundación in vitro o la fertilidad, en procedimientos quirúrgicos como la cirugía estética, de reducción de peso o de corazón, no vemos (ni tampoco lo ven otros profesionales implicados), la necesidad de acudir a un psicólogo para gestionar las emociones que provocan dichos procesos.
Existe una explicación política a estas asociaciones: la psicología y el autoconocimiento siempre han sido sinónimo de pensar y reflexionar, por lo que en la época franquista, la facultad de psicología y todo lo que estuviera asociado con esta sufrieron una gran represión por parte de la dictadura, se desterró la facultad a las afueras de Madrid y se censuraron muchos libros y lecturas relacionados con la psicología.
Las personas que vivieron bajo el régimen tenían otras preocupaciones y solo en casos graves acudían a un psiquiatra. De hecho, no había muchos profesionales que los atendieran desde la parte psicológica, ya que Psicología no fue una carrera universitaria hasta 1968.
Junto con esta explicación podemos entender la justificación cultural o social que tenemos muchos españoles; acerca de que una buena charla con amigos puede ayudarnos a solucionar nuestros problemas. Esto en muchas ocasiones es así, porque amigos o familiares pueden darnos un buen consejo, ayudarnos a mirar con otros ojos nuestros problemas.
Sin embargo, en la mayoría de los casos las personas tienen poco tiempo, paciencia y herramientas para escuchar y mucho menos ayudar a otros en sus dificultades.
Y si no queremos acudir a otros en busca de ayuda, también hay otra barrera con la que nos enfrentamos los psicólogos. Muchos españoles creen que ellos solos deben solucionar o tragarse sus problemas, poner buena cara, decir frases positivas delante del espejo y que eso bastará para que el malestar se desvanezca.
Otra barrera y no menos importante es la económica. La seguridad social ofrece terapia breve a los ciudadanos españoles, pero si logramos agendar una cita después de ascender en las largas listas de espera, el profesional solo nos puede atender una vez cada 15 días, durante media hora como mucho y por un tiempo breve, porque como he mencionado, tiene una larga lista de espera de pacientes.
Esto también provoca que muchos pacientes sean derivados a psiquiatría y medicados, pero que no consigan resolver sus problemas o una verdadera estabilidad a lo largo del tiempo, además de sufrir los efectos secundarios de los medicamentos.
Si como psicólogo logras sortear esos obstáculos y decides que quieres dedicarte a la psicología clínica tienes 3 opciones:
Trabajar en la seguridad social o en una institución pública y esto normalmente se hace mediante PIR, aunque actualmente algunos psicólogos consiguen plaza teniendo únicamente el máster en psicología general sanitaria.
Trabajar para una clínica, lo cual está bien para las prácticas o cuando has terminado recientemente un máster y no tienes experiencia clínica. La mayoría de las clínicas nos piden a los psicólogos estar dados de alta como autónomos y nos cobran un porcentaje por cada paciente, lo cual hace que en muchas ocasiones tengamos que tener otro trabajo u otra fuente de ingresos. También en no pocos casos trabajan con sociedades médicas que pagan bastante poco y con retrasos de hasta tres meses.
Montar tu propia consulta y ahí es donde empieza el emprendimiento, el lanzamiento al vacío, casi siempre sin paracaídas. Como emprendedor debes comenzar buscando un lugar para dar consulta, que puede ser alquilando un pequeño local para ti o compartirlo con otros psicólogos u otros profesionales, o si tienes la suerte de tener una habitación extra, con las consecuentes medidas de privacidad y seguridad, puedes hacerlo desde tu casa.
También puedes hacerlo dentro de la opción dos, es decir, en una clínica de psicología o de especialidades médicas, alquilando por horas o por mes, aquí tienes la ventaja de que puedes negociar otros servicios como la derivación o captación de pacientes.
Porque la captación de pacientes es uno de los grandes desafíos que tenemos los emprendedores en psicología. Supongamos que tienes solucionado lo del sitio donde atenderás a los pacientes, ¿cómo llegarán a ti?, eres un completo desconocido en la mayoría de los casos. Puede ser que durante la carrera y el máster hayas hecho algún contacto, pero muchas veces no es suficiente. Debes tirar del boca a boca de conocidos, amigos o familiares que en cuanto escuchen que alguien necesita un psicólogo le recomienden tu consulta.
Después puedes hacer todo tipo de publicidad, campañas de marketing en Google o redes sociales, tener una página chula, etc. Esto puede traerte una cantidad reducida de pacientes, porque aquí también te enfrentas muchas veces con dos inconvenientes, el de la cercanía y el de la competencia.
En el centro de Madrid, por ejemplo, hay mucha competencia y muchos psicólogos, clínicas de psicología o de especialidades médicas y como hay tantos, muchas veces la elección se basa en lo cerca que estén de ti o lo fácil que sea acceder en transporte público.
Algunos psicólogos tienen la suerte de ser uno o dos en su barrio o localidad y, por lo tanto, esto de la cercanía se aplica perfectamente, los futuros pacientes buscarán un psicólogo en su barrio o cerca de su casa, encontrarán dos o tres y al final se quedarán con uno.
Según Google, en Paracuellos existen 5 centros o psicólogos registrados, lo cual no está mal, el problema es que tenemos muchos vecinos y tenemos pocas facilidades en cuanto a transporte y es complicado que vengan de Torrejón o incluso de Ajalvir y Daganzo que estamos muy cerquita.
Este problema se está solucionando poco a poco, ya que muchos pacientes de esta zona tienen automóvil y pueden desplazarse, por ejemplo, si reciben una recomendación. También se soluciona gracias a que la pandemia trajo mucha conciencia de que se puede trabajar en remoto y hacer también terapia online que funciona muy bien.
El último reto al que nos enfrentamos es el de conseguir que los pacientes se queden y sean constantes. Esto es muy complicado, ya que existen muchos factores que nosotros no podemos controlar, por ejemplo, que las circunstancias de vida cambien, que en cuanto se sienten un poco mejor ya no desean seguir, que a veces no le guste lo que le decimos, que en el fondo no quieran cambiar, que sea un proceso a veces largo y doloroso, etc.
El proceso terapéutico por lo general es difícil, pero lograr dominar los síntomas y el malestar, conocerse a uno mismo y conseguir vivir mejor, aunque cueste esfuerzo siempre vale la pena.
Pese a que sea difícil emprender en psicología y se necesite ser muy valiente, yo en lo personal amo mi trabajo y me trae muchas satisfacciones en mi día a día. Y me siento afortunada de poder ayudar a las personas a tener una mejor calidad de vida.
Anet Diner Gutverg
Colegiado M-31826
socia desde 2019
www.psicologamadridnorte.es